La tecnología por sí sola no convierte a una experiencia en digital. Por ejemplo, leer un documento escaneado, no es una interacción a incluir dentro del alcance de esta definición, ya que no ofrece ninguna experiencia diferencial a la lectura de la copia física.

Las empresas deben pensar en experiencias digitales como procesos que hacen lo que un proceso físico no puede. Un documento escaneado puede transmitir la información igual que un trozo de papel escrito, mientras que un pdf digital mejorado puede incluir referencias cruzadas a otros documentos, definiciones, colaboraciones en línea, auto-traducciones y firmas digitales.

Otro ejemplo sería un software de registro para eventos que permite descargar la lista de registrados y su información, digitalizando el proceso manual de acceso (es decir, en lugar de buscar nombres en una lista impresa, se puede buscar en una hoja de cálculo en el ordenador con el fin de confirmar el registro).

Esto contrasta con un sistema en el que se puede introducir el nombre del registrado y consultar su estado de registro, procesar pagos pendientes, confirmar su hueco y su asistencia desde un único panel de control. En este caso serían procesos físicos separados que se unen con una única solución digital para ahorrar tiempo.